Ya no era una mujer joven. Tampoco era vieja pero su edad de la piel al aire, de la ropa breve, había pasado. No conocía el amor y sin embargo, soñaba con él. Quizás haya sido por esto que aquel día cuando lo vio pasar frente a su puerta sintió esa alegre sensación en el cuerpo que nos avisa que aún estamos vivos, esa ansiedad que con calidez nos embriaga y hace que cada momento del día sea destinado a imaginar cómo será sentir sus besos, sus brazos alrededor de la cintura, su risa iluminado el alma.
Temió que el hechizo se rompiera, temía acercarse y ser rechazada.
Cuando finalmente pudo hablar con él y le contó sobre sus planes, él no la retuvo y aunque sus palabras eran de esperanza, no dijo nada cuando ella decidió partir.
Se fue lejos, a París, trabajó mucho, se esforzó. Poco a poco veía más cerca el momento de regresar a los brazos de su amado. Todo lo que ganaba, lo invertía, compró ropa y zapatos lujos, se tiñó el cabello. Pensando que ningún sacrificio sería poco para complacer a aquél que la esperaba allá lejos, se sometió a una cirugía tras otras, los muslos y la cintura, la nariz y los pechos, los labios, las arrugas.
Cuando sitió que todo estaba listo para su regreso, cayó en la cuenta que todos sus ahorros se habían ido, y volvió a levantarse temprano, a deslomarse por unos pesos, sus zapatos nuevos se gastaron por las calles de París, sus trajes y su pelo perdieron color, su maravilloso cuerpo nuevo se añejó, la flacidez y las arrugas volvieron a su justo lugar.
Finalmente, dispuso de lo necesario para el viaje, así que regresó, esperando encontrar al hombre que una vez dejó, soñando con que la esperaba.
Se llamaba Manuelita y vivía en Pehuajó.
que la espera en Pehuajó.
2 comentarios:
Yo por suerte no tengo estos problemas; vivo solo,gasto poco y que alivio no sentir parloteos de mujeres jajajjajajaja.
PD: la imagen del perfil parece de una "canibal".
¡¡¡La de tonterías que llegamos a hacer las mujeres por amor, madre mía!!! Toda la vida currando para agradar a un hombre, y cuando por fin vuelve con él, ya ha desperdiciado los mejores años...Será que soy poco romántica, pero yo, desde luego, si me fuera a París sería para pasarlo en grande y vivir mi vida, no para estar a la altura de nadie.
Besos, amiga.
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