martes, 17 de marzo de 2009





viernes, 6 de marzo de 2009

Estrellas del cielo y del mar


Las estrellas que hay en el fondo del mar ¿son las caen de noche del cielo?

jueves, 5 de marzo de 2009

Momentos memorables


Hace un par de años una de mis compañeras me pidió si podía prestarle los títeres que yo había hecho para trabajar con sus niños. Por supuesto que le dije que sí, y fui a su salón a llevárselos. Todos los niños estaban sentados en la alfombra de frente a la puerta y las ventanas. Así que se me ocurrió hacer aparecer a los personajes que llevaba en la mano por la ventana. Sus caras de encanto valió la pena. Pero más conmovedor aún fue cuando al día siguiente cuando iba llegando a la escuela uno de los pequeños (eran alumnos de primer año) salió a recibirme corriendo y agarrándose con todas sus fuerzas de mis piernas me dijo: "Gracias por los títeres".



Hoy, primer día de clases, estaba en el recreo, parada, distraída, cuando siento una manita tibia que se toma de la mía, cuando bajo la mirada para ver de quién se trataba, una nena, también pequeña, no sé de que grado, me dice: "Bienvenida", luego me soltó y se fue.



No recuerdo el nombre de aquel niño, creo que se llamaba José, ni del todo el rostro de la niña de hoy, sin embargo, ambos quedaran en mi recuerdo para siempre, por sus gestos que me llegaron al corazón.



Un beso para los dos y gracias por esos regalos tan bellos.

lunes, 2 de marzo de 2009

Los meses

Marzo






Recién comienza, veremos lo que nos trae. Es el mes del comienzo, sin dudas.






Hace unos días me regalaron una agenda que lleva por título "El tiempo de las mujeres". La misma está ilustrada por Clarina Vicéns y al comienzo del mes trae un texto de María Zambrano.






Como excusa, al comienzo de cada mes aprovecharé para hacerme un poquito dueña de ambas.












La agenda es del 2005 y las ilustraciones siguen un orden "nórdico" por así decirlo. Los meses coinciden más con Europa que con América del Sur y aunque pensé en buscar los meses equivalentes, resultaba algo complejo porque hay meses que vienen con su nombre y sería algo confuso poner las hojas cayendo de los árboles en pleno febrero, así que mejor me dejo de enredos y la reproduzco tal cuál está.







"Hay que dormirse arriba en la luz.


Hay que estar despierto abajo en la oscuridad intraterrestre, intracorporal de los diversos cuerpos que el hombre terrestre habita: el de la tierra, el del universo, el suyo propio.


Allá en "los profundos", en los infiernos el corazón vela, se desvela, se reenciende en si mismo.


Arriba, en la luz, el corazón se abandona, se entrega, se recoge, se aduerme al fin ya sin pena. En la luz que acoge donde no se padece violencia alguna, pues que se ha llegado allí, a esa luz, sin forzar ninguna puerta y aun sin abrirla, sin haber atravesado dinteles de luz y de sombra,sin esfuerzo y sin protección."




Agenda 2005, El tiempo de las mujeres, Concejalía de la Mujer, Ayuntamiento de Algete, Madrid.

Los meses



Enero es el mes de la playa, de no estar nunca en casa, de hacer lo que se me da la gana, de volver a ser un poco adolescente y entusiasmarme con todo, hacer cosas diferentes. Es el tiempo del ocio, de leer, de dejar correr los días. Es como una limpieza del alma, donde aprovecho a borrar cosas y volver a sus estantes otras que se fueron desperdigando el año anterior.

Este enero fue de campo, de playa, de retrato, de paseos por la Ciudad Vieja, de ratos perdidos en el Café Brasilero, de helados ricos en la Cigale, de gente nueva, de sobrina y de amor.





Febrero es el mes de las conservas o del acopio. En mi familia, desde que era muy pequeña siempre ha sido un mes dedicado a la cosecha de frutos de estación y su preparación para el invierno.
Siempre fue mi abuela la que dirigía el asunto, parecía que nadie más podía hacerlo tan bien como ella. Luego fue mi madre y ahora que ya no está y mi abuela está vieja parece que ha decidido concederme el honor de ser su aprendiz.

No es poca la responsabilidad aunque la tarea parezca sencilla, las cosas tienen que quedar bien. Es como dar un examen muy, muy difícil, uno siente como si en cada bollón de dulce, en cada frasco de duraznos en almíbar fuera el orgullo familiar.
Parece una tontería para quién no ha compartido días enteros pelando la fruta, cosechando los higos, los tomates, los morrones, las uvas…
Pero no lo es, porque solo alcanza con ver la cara de mis abuelos, sentir su satisfacción cuando al fin se apaga el fuego y se descubre el tesoro de frascos y delicias, en el fondo del tarro negro de eternos fogones, para comprender que no solo los ha hecho feliz sino que ha cumplido con su deber y ese lazo invisible que me conecta con lo atávico de lo femenino, porque las conservas son sin dudas tareas de mujeres, se vuelve visible y en el se reflejan los rostros de generaciones de mujeres de mi familia que han dedicado cada febrero a preparar el alimento para próximo invierno.
El vino y la leña son tareas de hombres.