jueves, 11 de febrero de 2010

La muerte

¡Qué tonta que he sido!

¿Cómo no pude darme cuenta que en tu ser también se iba el mío?

¿Cómo fui tan inconciente para no ver que lo más bello, tierno y dulce de mí se iba contigo?

¿Cómo no pude darme cuenta que te llevabas lo mejor de mí?

Ahora quedo yo, aquí, restos fantasmales de lo que fui contigo.

Ya no hay nada que pueda traerte a mi lado y sin embargo, jamás la tristeza y el dolor de que me hayas dejado podrá abandonarme.

Nunca más la risa, ni las rarezas, nunca más tu piel, ni tu olor, ni tus manos. Nunca más vos y yo. Nunca más.

Un beso de mariposa.

Te amo.

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